¡Chiflando y una aplaudiendo, un curioso dicho de la mexicanidad!
Este genial refrán, uno que prácticamente cualquier mexicano ha escuchado, es usado principalmente cuando una pareja debe comportarse y no incurrir en actos de moral “indebidos”. Se les dice, chiflando y aplaudiendo para no besarse o tocarse, siempre bajo la mirada del respectivo chaperon o chaperona. Finalmente un aforismo que nos remite al México más pudoroso.
El origen de esta frase realmente no tiene que ver con la “moral”, se lo debemos a una viejo oficio mexicano, los tlachiqueros. Ellos son las personas encargadas de extraer el agua miel necesaria para hacer el pulque. La palabra“tlahchiqui” proviene del náhuatl y quiere decir raspar algo, en este caso la planta del maguey.
Esta ancestral bebida fue de un gran valor en el mundo mesoamericano, en donde solo era consumido por sacerdotes y gobernantes. Ya en el periodo virreinal su consumo se extendió entre el pueblo, hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando la industria del pulque dejo de ser competencia para otros destilados del mercado, a nivel venta y producción.
¡Chiflando y aplaudiendo, el enunciado de una profesión que poco a poco desaparece!
Los tlachiqueros, al momento de extraer la bebida del maguey tenía que menearlo de manera rápida para que se raspara la planta y comenzará a fermentar el líquido. Dado que era común que varios de ellos tomaran repentinamente un trago, se comenzó a implementar en la diferentes haciendas donde se producía, que los trabajadores tenían que chiflar mientras hacían esta labor. De esta forma el patrón evitaba que sus empleados se vieran tentados a probar el fruto del maguey y su producción no sufría perdidas.
Con el tiempo y dada la connotación de la frase para “no tocar”, se comenzó a usar para indicarle a los jóvenes que mantuvieran sus manos ocupadas, ya que no era propio ese tipo de comportamiento.