¡El rebozo es sin duda una de las artesanías más reconocidas en México y el mundo!
El rebozo es una prenda tan arraigada en nuestro país que no conoce distinción social, la usan mujeres de toda índole, sin importar la posición socioeconómica. Sin duda alguna, ha trascendido su condición de accesorio para convertirse en un símbolo de identidad nacional que nos recuerda nuestra raíces, el México mestizo.
Es un textil que sirve para distintos propósitos, tanto estéticos como de la vida diaria, bien funciona como bufanda, chal, como un elemento de gala o para cargar a los chilpayates. Practicidad, tradición y mexicanidad en una misma pieza.
Su fabricación es compleja, implica un proceso de varios pasos que tarda entre 30 y 60 días por pieza, de ahí su valor. Este también cambia conforme al material y el número de hilos. Para su fabricación se usa el algodón, lana, seda o la articela. Uno de los métodos que se usa para tejer el rebozo es el famoso telar de cintura, técnica prehispánica aun practicada en nuestro país.
¡La producción artesanal del rebozo inició en el año de 1764, en !
Surge ante la necesidad de las mujeres de una prenda que les pudiera cubrir sus cabezas al entrar a los templos. En este mismo poblado potosino opera, desde 1953, una escuela taller de rebocería a cargo del maestro Felipe Acevedo, uno de los principales exponentes de esta artesanía en nuestro país.
El trabajo de esta escuela y su fundador es invaluable, ayuda a mantener viva la tradición a la par de perfeccionar las técnicas que hacen de los rebozos una pieza única en el mundo. Sin esfuerzos como este estaríamos perdiendo la esencia de quienes somos, de ahí su importancia.
Existen otros sitios que tiene una producción destacada de esta pieza, como lo son Tenancingo, en el Estado de México; La Piedad, Michoacán; Santa Ana Chautenpan, Tlaxcala; y Moroleón, Guanajuato.
A pesar de lo que implica esta tradicional pieza para nuestra cultura, la producción del reboso ha sufrido fuertes crisis para mantenerse a flote, principalmente debido a la poca demanda y los altos costos de producción.
Por eso es crucial que comencemos a voltear hacia lo que somos y nos demos cuenta de la importancia de llevarlo a la vida diaria. Hay que vestirnos con lo que nos hace mexicanos, vivamos con nuestras tradiciones a flor de piel.
¡Ayudemos a que nuestra industria del rebozo crezca, impulsémosla desde los consumidores a ser más eficiente!